lunes, 28 de mayo de 2018

LOS PREDICADORES... (Nocuento) Juan José Bocaranda E


 LOS PREDICADORES...


Juan José Bocaranda E



“En el mundo hay  más “sembradores” que frutos
(Arbonio III).


HAY QUE COMPARTIR

Un predicador vociferaba en la plaza atestada de gente hambrienta:
-Compartir es  la condición para salvar el alma.  Si no compartimos, iremos al infierno.
Un pobre muy pobre pensó: aunque el hambre me está  devorando,  sólo debo mirar hacia el Cielo. Pero, ¿qué puedo compartir para salvarme si sólo tengo perro y sarna? Compartiría mi perro, pero es poco  para tantos. Sumaré  mi sarna con la del perro y habrá más que suficiente. Y salió con el perro a compartir. Pero, como la gente es egoísta, encontró que nadie aceptaba una parte sino  toda la sarna, y él no podría complacerlos, por lo que tuvo que regresar, resignado, a su lugar en la plaza, a convivir con la pobreza, con el perro y con la sarna. Le ofreció al predicador un poco de ésta, y el predicador le dijo: no, que tengo mucha. Mejor dame tu perro, para que salves tu alma. Y el pobre muy pobre  se desprendió del perro y continuó con la sarna.

Otro más pobre aun, pensó: no tengo ni medio perro y aunque me abunda la hipersarna, más dominante es mi miseria. Compartiré con gusto mi miseria y me quedaré con toda la sarna. Y se fue a entregar a cada quien una parte de su miseria. Pero, como  la gente  es muy egoísta, le decía: no quiero un porcentaje de tu miseria, la quiero toda o nada. El muy pobre, entonces, decía: pero si entrego toda mi miseria y no tengo ni medio perro, ¿qué me queda? Regresó a su lugar en la plaza, mas,  empeñado en salvar el alma,  propuso al predicador recibiera una parte de su miseria. El predicador no le respondió,  pero en su fuero interno ya tenía una decisión: compartiría por su parte  la palabra de Dios, que era mucha y le resultaba más barata...


TODO ES...¿APARIENCIA?

Un predicador insistía en la doctrina de las apariencias: el hombre, en la medida en que tiene consciencia de que todo en este mundo es ilusorio, realizará los desapegos en busca del Mundo de la Realidad. Pero, un día amaneció aquejado por gravísimos dolores. El médico le dijo:
-Recuerde que, como Ud. tanto predica,  el dolor no existe, puesto que es sólo apariencia, pura ilusión.
Él respondió:
-Sin embargo siento en la imaginaria rabadilla una apariencia de tizón que me quema como todo un ilusorio cacho de los diablos.


TAMBIÉN EL FUTURO MUERDE

Una predicadora de la nueva era que se soltaba en largas elucubraciones sobre el “vivir sólo el presente”, solía terminar sus exposiciones por televisión con las palabras “Ya lo sabes: no desperdicies las energías pensando en el mañana”. Pero, al llegar a casa encontró una llamada de la Administradora porque estaba retrasada en el pago del alquiler; del Colegio, porque debía dos mensualidades; de la Concesionaria porque tenía acumuladas tres cuotas por la compra del automóvil.
Se fue a su habitación, se recostó en la cama y se dijo con toda firmeza: no desperdiciaré mis energías pensando en esas bagatelas. Debo vivir plenamente mi presente. Pero en ningún momento la realidad de aquellas deudas y sus problemas la abandonaron. Por el contrario, se le acumularon en el subconsciente…: el futuro fue, entonces, su presente…
                  
“El problema no está en creer o no creer. El problema es caer en el dogmatismo,  en la superstición y en el fanatismo, que arrastran a la estupidez”- me dijo Simplicio...