LA PROFESIÓN BACHACA
Juan José Bocaranda E
Todos lo sabemos pero hay que decirlo, para no
olvidarlo y para que la historia la conozcan las generaciones venideras...
Llamé a un pariente que vive en Boconó, para
saludarlo. Sumamente flojo para los viajes, estaba en Mérida buscando qué comer
porque en mi pueblo la gente está que ulula de hambre y no se consigue nada
sino malderrabia humana. Me atendió la señora del servicio doméstico,
sexagenaria, campesina, y quien apenas tiene 4º de educación básica. Pero puede
llamarlo por el “guasap”. No, señora, yo no “guasapeo”. ¿Por qué no
“guasapea”?. Porque mi teléfono no resuella tanto ... Entonces compre uno. Yo
sí tengo, y hablo con mi nieto, que está en “Checaslavaca”.
Progresivamente se está empujando a la población
venezolana a tener teléfono “inteligente”. Quien no lo tenga, quedará fuera de
base. No interesa de dónde haya de sacar el dinero. Precios inalcanzables para
las personas honradas. “Hon-ra-das”... Y lo recalco porque, sin ignorar las
honorables excepciones, hay quienes circulan por allí exhibiendo celulares
super-costosos aun cuando no practican oficio alguno salvo el de holgazanear.
Por antítesis conocemos a muchos profesionales –abogados, ingenieros, químicos,
docentes, etc.etc- quienes pese a una necesidad creciente, no pueden permitirse
ese nivel de costos, salvo que ellos y su familia dejasen de comer durante diez
meses o mas.
Pero los holgazanes que lucen tan costosos
intercomunicadores, ¿qué son? ¿Traficantes de drogas? ¿Ladrones de carros?
¿Sujetos de las malas artes? ¿Vagos y maleantes? ¿O pertenecen a la clase
bachaquera?. Porque hoy la clase más alta y pudiente en Venezuela no la
constituyen los burgueses, sino los despellejadores de bajo coturno, que
desalojan a los moradores de la parroquia, para “barrer” los supermercados
aprovechando las ofertas de productos regulados y revenderlos en la calle con
una ganancia del mil por ciento. Forman larguísimas colas de por lo menos once
personas por familia, desde la tatararequetetatara hasta el último biznieto,
con la intercalación de hijos, sobrinos, esposas o queridas y cuñados. Un nuevo
tipo de empresa familiar cooperativa para desollar a los compatriotas.
Mientras uno apenas puede retirar 10mil “piches”
del Banco, ellos depositan enormes montones de billetes, que no son sino
hilachas del pellejo sangrante que han arrancado a los compradores hasta con
astillas de hueso, hilos de las venas y rasgaduras del alma.
Me visita José Luis, ingeniero, profesor jubilado
de la UCV. Sólo y a duras penas puedo bridarle un aguadísimo guayoyo. Nos dice:
mi teléfono es brutico, brutico. Y agrega: tanto estudiar, y el sueldo se va en
tres patadas...¿Para qué estudiar si la profesión bachaca rinde mucho más?...Y
pensar que quienes no tenemos teléfono inteligente somos calificados menos que
burros.
Lo de “inteligentes” no se dice por los teléfonos
en sí, sino por el nivel intelectual de quienes los ostentan. ¿Acaso no se
necesita ser un Einstein para reunir en las actuales circunstancias dos
guacales de millones de bolívares para pagar el celular “inteligente” más
barato? ¿Usted tiene idea de lo que es un cerro de millones de bolívares? Mi
idea no pasa de ochocientos mequetrefes, que no me alcanzan ni para comprar
chimó pues hasta los chimoceros se han avispado en este país de “sálvese quien
pueda”...Venezuela antropófaga...En lo que vino a parar la tierra de Bolívar,
después de tanta lucha, abnegación y sacrificio. ¿Es que de verdad aró en el
mar?
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