sábado, 14 de julio de 2018

EL HOMBRE QUE SÍ PASÓ DE LA PUERTA. CUENTOS DE LA TROJA. Juan José Bocaranda E


EL HOMBRE QUE SÍ PASÓ DE LA PUERTA.
CUENTOS DE LA TROJA.
Juan José Bocaranda E

-Nadie, salvo el propio Dios, puede conocer los designios de Dios- comenzó diciendo aquella tarde el conocido gurú Rajalarrana Ya, de Calcuta, quien agregó:
En el Reino del Misterio, donde se planifica el curso de los mundos y se traza el destino de los hombres,  existe una puerta por la que entra, no quien quiere sino quien puede....

Hace mucho mucho tiempo, un abogado fue nombrado juez de un humilde municipio de la región de Lajastarán. Sus enemigos, tan absolutamente gratuitos como infinitamente abyectos, forjaron y mantuvieron una especie de consigna, de vaticinio, de miserable deseo de fracaso y humillación, diciendo por doquier: “Vigena jamás pasará de la puerta”.

Pero pocos años después, por cuestiones del destino, Vigena pasó a ejercer cargos docentes y judiciales de alto nivel, hasta que se jubiló, porque quiso, cuando quiso y como quiso. Así, pues, no sólo "pasó de la puerta", sino que también fue invitado a tomar asiento en la sala principal del Palacio,  para dialogar con calificados conocedores de las leyes y rectores del alto gobierno;  y así mismo fue invitado al comedor,  donde pudo degustar los mejores platos de la casa, hasta que se hartó.
En cuanto a sus enemigos, carcomidos por la envidia, fueron cayendo al charco sin haber “pasado de la puerta”. Simples hojas secas, que el viento arrastra por el lodo y todos pisan...
Es que nadie, salvo el propio Dios, puede conocer los designios de Dios. En el Reino del Misterio, donde se planifica el curso de los mundos y  se traza el destino de los hombres,  existe una puerta por la que entra, no quien quiere sino quien
puede...Y si puede es porque lo merece...

Finalmente les dijo: el que ríe de último carcajea mejor...




domingo, 24 de junio de 2018

EL CAMELLO “MASCACHICLES” Juan José Bocaranda E


EL CAMELLO “MASCACHICLES”
Juan José Bocaranda E

En un pueblo perdido en los arenales de Namibia,  mercaba  un traficante de camellos que se valía de la ocasión para enriquecerse a costa del mal ajeno, como suelen hacerlo los ladrones de otras latitudes.
Un día llegó un suicida profesional norteamericano que iba a Playa Esqueletos buscando la muerte  a través del hambre o de  la sed. Pagó una gorda suma de dólares por un camello que parecía un monumento, dotado de  anchas chapaletas y de una joroba de capacidad diluvial. Lo llamó “Mascachicles”.
Salió con la aurora, para ganar tiempo. Pero pocas horas después estaba de regreso porque  Mascachicles se notaba extremadamente deteriorado y arrojaba vapor por todos los orificios.
-Señor, le devuelvo el camello. Botó dos chorros de agua por las narices y la joroba le quedó completamente vacía.
-No se aceptan devoluciones.  ¿No leíste ese cartel de advertencia?
-Está escrito en lengua extraña para mí.
-Es oschiwambo
-Pero yo sólo conozco el  koekoe
-Pues te  “jorobaste”. No se aceptan devoluciones
-!Oh, my god! ¿Y ahora qué hacer?
-Te vendo otro camello...
-¿Cómo mentarse la madre en oschiwambo?

viernes, 1 de junio de 2018

TUS CALLOS ME DUELEN Juan José Bocaranda E



TUS CALLOS ME DUELEN
Juan José Bocaranda E

¿Puedo sentir el dolor de tus callos, si tus callos son tus callos y míos los míos?  Los humanos hemos estado tan sumergidos en nuestros propios asuntos, que tenemos la impresión de que en el mundo sólo existimos nosotros  y nuestra propia circunstancia. Se trata de una grave falta de consciencia, tanto peor cuanto nos resulta imposible ignorar que también a las demás personas ocupan sus propios asuntos en circunstancias también propias.
Si tener problemas y circunstancias es algo común a todos los seres humanos, se trata de un hecho universal. Y si esto es así, necesariamente estamos unidos, aunque no tengamos consciencia de ello o ni siquiera lo admitamos. Nos vincula  una condición, una propiedad especial: el ser humanos.
Por esto, cuando vivimos en Caracas y nos enteramos de que en San Cristóbal o en Bolívar ha muerto un niño consumido por la mengua como un tallo calcinado por el sol; o un anciano fallece hundiéndose en el remedo del estómago las uñas de la desesperación debido al hambre o a falta  médica; o un joven se extingue en un charco de sangre en un callejón cualquiera de Maracay o Cumaná, sentimos el dolor ajeno como si fuese nuestro.  Y lo sentimos por los niños que huyen de Siria y mueren en el mar. Y por quienes perecen en una inundación o en una avalancha de los Andes. Y cuando tú padeces del dolor de los callos, asumo el dolor de tus callos y también a mí me duelen. ¿Por qué? Porque somos humanos.
Ese lazo, esa red infinita e invisible, espiritual, nos conjuga y nos hace uno. En medio de todo esto resulta contradictorio  que nos separe la Religión, palabra que etimológicamente significa “estar religado a Dios”. Y si una persona se siente religada a Dios, ¿por qué se “desliga” de las demás  personas, cuando en el fondo se trata del mismo Dios? El Dios de todas las Religiones, si buscan el bien y rechazan el mal, es el mismo, aunque se le dé diferentes denominaciones según la religión, la región o la cultura.
Así, pues, nos signa y determina el acento de un denominador común, que es la dignidad humana, causa y razón de ser de la solidaridad.
En adelante, cuando vayas a calzarte para ir a la calle, acuérdate de  sentir a través de tus callos los callos de los demás. Pero, comienza por sentir el dolor de los callos de tu mujer. Porque ella, por el solo hecho de serlo, merece tu amor y comprensión.  Más aun porque la mujer es la flor más hermosa de todo lo creado, por lo que hasta por sus callos le debes consideración y sentimiento, pues se los ha formado sirviéndote a  ti y a los hijos. Mírale las manos:  son tus callos...

lunes, 28 de mayo de 2018

LOS PREDICADORES... (Nocuento) Juan José Bocaranda E


 LOS PREDICADORES...


Juan José Bocaranda E



“En el mundo hay  más “sembradores” que frutos
(Arbonio III).


HAY QUE COMPARTIR

Un predicador vociferaba en la plaza atestada de gente hambrienta:
-Compartir es  la condición para salvar el alma.  Si no compartimos, iremos al infierno.
Un pobre muy pobre pensó: aunque el hambre me está  devorando,  sólo debo mirar hacia el Cielo. Pero, ¿qué puedo compartir para salvarme si sólo tengo perro y sarna? Compartiría mi perro, pero es poco  para tantos. Sumaré  mi sarna con la del perro y habrá más que suficiente. Y salió con el perro a compartir. Pero, como la gente es egoísta, encontró que nadie aceptaba una parte sino  toda la sarna, y él no podría complacerlos, por lo que tuvo que regresar, resignado, a su lugar en la plaza, a convivir con la pobreza, con el perro y con la sarna. Le ofreció al predicador un poco de ésta, y el predicador le dijo: no, que tengo mucha. Mejor dame tu perro, para que salves tu alma. Y el pobre muy pobre  se desprendió del perro y continuó con la sarna.

Otro más pobre aun, pensó: no tengo ni medio perro y aunque me abunda la hipersarna, más dominante es mi miseria. Compartiré con gusto mi miseria y me quedaré con toda la sarna. Y se fue a entregar a cada quien una parte de su miseria. Pero, como  la gente  es muy egoísta, le decía: no quiero un porcentaje de tu miseria, la quiero toda o nada. El muy pobre, entonces, decía: pero si entrego toda mi miseria y no tengo ni medio perro, ¿qué me queda? Regresó a su lugar en la plaza, mas,  empeñado en salvar el alma,  propuso al predicador recibiera una parte de su miseria. El predicador no le respondió,  pero en su fuero interno ya tenía una decisión: compartiría por su parte  la palabra de Dios, que era mucha y le resultaba más barata...


TODO ES...¿APARIENCIA?

Un predicador insistía en la doctrina de las apariencias: el hombre, en la medida en que tiene consciencia de que todo en este mundo es ilusorio, realizará los desapegos en busca del Mundo de la Realidad. Pero, un día amaneció aquejado por gravísimos dolores. El médico le dijo:
-Recuerde que, como Ud. tanto predica,  el dolor no existe, puesto que es sólo apariencia, pura ilusión.
Él respondió:
-Sin embargo siento en la imaginaria rabadilla una apariencia de tizón que me quema como todo un ilusorio cacho de los diablos.


TAMBIÉN EL FUTURO MUERDE

Una predicadora de la nueva era que se soltaba en largas elucubraciones sobre el “vivir sólo el presente”, solía terminar sus exposiciones por televisión con las palabras “Ya lo sabes: no desperdicies las energías pensando en el mañana”. Pero, al llegar a casa encontró una llamada de la Administradora porque estaba retrasada en el pago del alquiler; del Colegio, porque debía dos mensualidades; de la Concesionaria porque tenía acumuladas tres cuotas por la compra del automóvil.
Se fue a su habitación, se recostó en la cama y se dijo con toda firmeza: no desperdiciaré mis energías pensando en esas bagatelas. Debo vivir plenamente mi presente. Pero en ningún momento la realidad de aquellas deudas y sus problemas la abandonaron. Por el contrario, se le acumularon en el subconsciente…: el futuro fue, entonces, su presente…
                  
“El problema no está en creer o no creer. El problema es caer en el dogmatismo,  en la superstición y en el fanatismo, que arrastran a la estupidez”- me dijo Simplicio...